TRATAMIENTO - GOTA

La falta de adherencia al tratamiento, el alcoholismo y una prescripción de fármacos inadecuada son los responsables de la mala respuesta terapéutica que se observa en algunos pacientes.

 

La hiperuricemia asintomática, en la que hay elevación de la concentración sérica de urato en ausencia de gota clínica, no suele requerirse tratamiento.

 

Los antiinflamatorios no esteroides (AINE) fuertes (diclofenaco o indometacina), la colchicina (en caso de no ser posible la ingesta de AINE) y los glucocorticoides intraarticulares (cuando la vía oral no es posible, cuando los anteriores estén contraindicados o cuando haya resistencia a los primeros) forman parte del arsenal terapéutico en el tratamiento de las crisis.

 

Cuando la crisis finalice, se empezará con el alopurinol (hipouricemiante que disminuye la síntesis de ácido úrico), que no deberá abandonarse ni que aparezca una nueva crisis en pleno tratamiento. Los uricosúricos, como la benziodarona, podrán utilizarse para aumentar la eliminación renal de ácido úrico.

 

Junto con la colchicina, el alopurinol será la elección en el tratamiento de base.

 

En alguno casos de gota crónica, podrá ser necesaria la extirpación quirúrgica de los tofos.

 

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