La cirugía puede solucionar el 70% de los casos que no presentan enfermedad metastásica. Tratar de curar consiste en la resección completa del tumor y su drenaje linfático regional con reanastomosis de los segmentos intestinales.
Si la distancia del orificio anal es muy corta, se lleva a cabo una resección abdominoperineal, con colostomía permanente.
La resección de un número limitado (uno a tres) de metástasis hepáticas es un procedimiento posterior para el que se recomienda seleccionar a los pacientes no debilitados.