DEMENCIA

ENFERMEDAD DEMENCIA

 

 

La demencia es crónica, global y generalmente va acompañada de deterioro irreversible de la cognición.
Puede darse a cualquier edad, pero afecta principalmente a los ancianos (alrededor del 5% entre los 65-74 años y el 40% entre los mayores de 85 años). Es la causa de más de la mitad de los ingresos hospitalarios en el anciano.

Las demencias pueden clasificarse de varias maneras:
• Tipo enfermedad de Alzheimer o no enfermedad de Alzheimer

• Cortical o subcortical

• Potencialmente reversible o irreversible

• Común o rara

Los tipos más frecuentes de demencia son la enfermedad de Alzheimer, la demencia vascular, la demencia de cuerpos de Lewy, la demencia frontotemporal y la demencia asociada al VIH.

La demencia también se da en pacientes con enfermedad de Parkinson, enfermedad de Huntington, parálisis supranuclear progresiva, enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, síndrome de Gerstmann-Sträussler-Scheinker, otros trastornos de los priones y neurosífilis. Los pacientes también pueden padecer demencia mixta.

La demencia es generalmente progresiva. Sin embargo, la tasa de progresión varía mucho y depende de la causa. La demencia acorta la esperanza de vida, pero los cálculos de la supervivencia varían.


SÍNTOMAS DEMENCIA

La demencia es el deterioro de la cognición a nivel global. Su inicio es gradual, los miembros de la familia pueden notar de repente algún déficit. A menudo, la demencia comporta la pérdida de memoria a corto plazo o es el primer signo, aunque los síntomas se presentan en un proceso continuo.

En función del tipo de demencia, se produce deterioro motor y otras deficiencias neurológicas focales en diferentes etapas. La incidencia de las convulsiones se incrementa durante todas las etapas y también se dan psicosis, alucinaciones, delirios o paranoia.


DIAGNÓSTICO DEMENCIA

Hay que distinguir la demencia de las siguientes patologías:
• Delirio

• Deterioro de la memoria asociado a la edad

• Deterioro cognitivo leve

• Demencia de la depresión

Criterios clínicos de demencia:

La mejor prueba de detección para la demencia es la prueba de la memoria a corto plazo (p. ej., enumerar tres objetos y recordarlos al cabo de cinco minutos); los pacientes con demencia olvidan información simple al cabo de tres a cinco minutos.

Otra prueba que evalúa su capacidad consiste en nombrar objetos dentro de distintas categorías (p. ej., listas de muebles, plantas o animales). Los pacientes con demencia hacen esfuerzos para nombrar unos cuantos.

Además de la pérdida de memoria a corto plazo, el diagnóstico de demencia exige al menos uno de los siguientes déficits cognitivos:
• Afasia

• Apraxia

• Agnosia

• Alteración de la capacidad para planificar, organizar, secuenciar o pensar de forma abstracta (disfunción ejecutiva)


La anamnesis y la exploración física deben centrarse en trastornos tratables que causan deterioro cognitivo (p. ej., deficiencia de vitamina B12, neurosífilis, hipotiroidismo, depresión).


Laboratorio:

- Hemograma completo y electrólitos séricos
- Glucosa

- Concentración sanguínea de urea / creatinina

- Concentraciones séricas de B12
- Pruebas de la función tiroidea

- Pruebas de la función hepática
- Detección de la sífilis (a menos que el paciente tenga un factor de riesgo, p. ej., si vive en una región de incidencia elevada)

Neuroimagen:

Hay que realizar una RMN o TAC en la evaluación inicial de la demencia o después de cualquier alteración repentina en la cognición o el estado mental. Los estudios de neuroimagen pueden identificar trastornos estructurales potencialmente reversibles (p. ej., hidrocefalia normotensiva, tumores cerebrales, hematoma subdural) y ciertos trastornos metabólicos (enfermedad de Hallervorden-Spatz, enfermedad de Wilson).

A veces, es útil realizar un EEG (p. ej., cuando disminuye la atención o hay un comportamiento extraño).

Las imágenes funcionales con emisión de positrones (SPECT) pueden proporcionar información sobre patrones de perfusión cerebral y ayudar en el diagnóstico diferencial (p. ej., para diferenciar la enfermedad de Alzheimer de la demencia frontotemporal y la demencia de cuerpos de Lewy).

Si quedan dudas respecto al diagnóstico, pueden realizarse pruebas neuropsicológicas, que evalúan el estado de ánimo, así como todas las funciones mentales. Las realiza o supervisa un neuropsicólogo. Dichas pruebas ayudan principalmente a diferenciar:


• Deterioro de la memoria asociado a la edad, deterioro cognitivo leve y demencia, particularmente cuando la cognición está sólo ligeramente alterada o cuando el paciente o los miembros de la familia están angustiados.

• Demencia y síndromes focales de deterioro cognitivo (p. ej., amnesia, afasia, apraxia, dificultades de la visión espacial) cuando la distinción no es clínicamente evidente.

 

TRATAMIENTO DEMENCIA

Medidas para garantizar la seguridad:

- Estimulación adecuada, actividades y señales para orientación

- Eliminación de fármacos con efectos sedantes o anticolinérgicos

- Posiblemente inhibidores de la colinesterasa

- Asistencia a cargo de cuidadores

- Asistencia medicolegal

Las medidas para garantizar la seguridad del paciente y para proporcionar un entorno adecuado son imprescindibles para el tratamiento y la asistencia médica.

El terapeuta ocupacional y el fisioterapeuta pueden evaluar la seguridad en el hogar; los objetivos son prevenir accidentes (especialmente caídas), controlar los trastornos del comportamiento y planificar los cambios a medida que avanza la demencia.

Si los pacientes tienen déficits y permanecen en el mismo entorno, deben aplicarse medidas de protección (p. ej., ocultar cuchillos, desconectar la estufa, confiscar las llaves de coche o llevarse el coche). 

Si los pacientes pueden caminar, pueden instalarse sistemas de vigilancia. En última instancia, puede indicarse la ayuda en el hogar (p. ej., asistentas, auxiliares de salud en el hogar) o un cambio en el entorno (instalaciones sin escaleras, instalaciones asistidas, centros de enfermería especializada).

Medidas ambientales:

Generalmente, los pacientes con demencia de leve a moderada funcionan mejor en el entorno familiar. En el hogar o en una institución, el entorno debe diseñarse para ayudar a conservar la sensación de autocontrol y la dignidad personal proporcionando:

• Refuerzo frecuente de su orientación

• Entorno iluminado, alegre y familiar

• Nuevas estimulaciones 

• Actividades habituales de bajo estrés

Los pacientes necesitan tiempo para adaptarse y familiarizarse con los cambios. Informar de antemano a los pacientes sobre lo que va a suceder (p. ej., un baño o la comida) puede evitar resistencia o reacciones violentas. Las visitas frecuentes de los miembros del personal y familiares fomentan el contacto social de los pacientes.

La habitación debe ser razonablemente alegre y contener estímulos sensitivos (p. ej., radio, televisión, luz de noche) para ayudar a los pacientes a permanecer orientados y centrar su atención. Hay que evitar las habitaciones oscuras y silenciosas.

Las actividades ayudan a que los pacientes funcionen mejor, sobre todo las actividades relacionadas con intereses anteriores a la aparición de la demencia.

Las actividades deben ser agradables y proporcionar estimulación, pero no implicar demasiadas opciones o desafíos. Se recomienda hacer ejercicio diariamente para reducir la inquietud, mejorar el equilibrio y mantener el tono cardiovascular.

El ejercicio también puede ayudar a mejorar el sueño y controlar los trastornos del comportamiento.

La terapia ocupacional y la música pueden ayudar a mantener el control de la motricidad fina y proporcionar estimulación no verbal. La terapia de grupo (p. ej., terapia de memoria, actividades de socialización) puede ayudar a mantener las habilidades interpersonales y conversacionales.

Medicación:

La eliminación o reducción de los fármacos con actividad sobre el sistema nervioso central (SNC) a menudo mejora la función. Hay que evitar los fármacos sedantes y anticolinérgicos, que tienden a empeorar la demencia.

El donepezilo y los inhibidores de la colinesterasa rivastigmina y galantamina son poco eficaces para mejorar la función cognitiva en los pacientes con demencia de Alzheimer o de cuerpos de Lewy, pero pueden ser útiles en otras formas de demencia. Los fármacos que inhiben la acetilcolinesterasa aumentan la concentración de acetilcolina en el cerebro.

La memantina, un antagonista del NMDA (N-metil-d-aspartato), puede ayudar a enlentecer la progresión de moderada a grave y puede utilizarse con un inhibidor de la colinesterasa.

Se han utilizado otros fármacos (p. ej., antipsicóticos) para controlar los trastornos del comportamiento.

Los pacientes con demencia y signos de depresión deben tratarse con antidepresivos no anticolinérgicos.

Los miembros de la familia son en gran parte los responsables del cuidado de un paciente con demencia. Las enfermeras y los asistentes sociales puede enseñarles a satisfacer mejor las necesidades del paciente (p. ej., cómo tratar problemas diarios).

Existen otros recursos (p. ej., grupos de apoyo, materiales educativos, webs de Internet).

Los cuidadores pueden experimentar un estrés considerable. El estrés puede ser consecuencia de las preocupaciones por la protección del paciente y de la frustración, el agotamiento, la ira y el resentimiento por tener que hacer tanto para cuidar de alguien.

Los profesionales de la salud deben detectar los primeros síntomas de estrés del cuidador y su agotamiento y, cuando sea necesario, proponer servicios de apoyo (p. ej., trabajador social, nutricionista, enfermera).

Si un paciente con demencia presenta una lesión atípica, hay que estudiar la posibilidad de maltrato a personas mayores.

Previsiones para el final de la vida (últimas voluntades):

Dado que los pacientes con demencia experimentan un deterioro del conocimiento y el juicio, puede ser necesaria la designación de un miembro de la familia, un tutor o un abogado para supervisar sus finanzas.

Al principio de la demencia, antes de que el paciente esté incapacitado, deben aclararse los deseos del paciente acerca de sus cuidados y deberían tomarse disposiciones legales y financieras (p. ej., poderes legales para el cuidado del paciente).

Cuando estos documentos están firmados, debe evaluarse la capacidad del paciente para trasladarlos a la persona indicada.

Es mejor tomar las decisiones sobre la alimentación artificial y el tratamiento de los trastornos agudos antes de que surja la necesidad.

En la demencia avanzada las medidas paliativas pueden ser más apropiadas que las intervenciones sumamente agresivas o la atención hospitalaria.


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