DIAGNÓSTICO - SORDERA PROGRESIVA

Por lo general, los adultos mayores con sordera progresiva dicen que las otras personas no hablan claramente, en lugar de aceptar una reducción de su capacidad auditiva. Con frecuencia, los familiares solicitan una evaluación para la pérdida auditiva.

La comprensión del discurso es especialmente difícil cuando hay ruido de fondo.

El cribado en el adulto puede realizarse correctamente mediante el cuestionario de deterioro de la audición de la tercera edad.

En esta prueba, el paciente tiene que responder las siguientes preguntas:

• Debido a un problema auditivo ¿se siente incómodo cuando conoce gente?

• Debido a un problema auditivo ¿se sienta frustrado cuando habla con un familiar?

• ¿Tiene dificultad para oír cuando alguien habla en voz baja?

• ¿Se siente discapacitado por un problema auditivo?

• ¿Tiene dificultades para visitar amigos, parientes o vecinos debido a un problema auditivo?

• Debido a un problema auditivo ¿asiste con menos frecuencia a los servicios religiosos?

• Debido a un problema auditivo ¿tiene discusiones con sus familiares?

• Debido a un problema auditivo ¿tiene dificultades para escuchar la televisión o la radio?

• ¿Siente que los problemas auditivos obstaculizan su vida personal o social?

• Debido a un problema auditivo ¿tiene dificultad cuando está en un restaurante con parientes o amigos?

La puntuación es "no" (0 puntos), "a veces" (2 puntos) y "sí" (4 puntos). Las puntuaciones más altas indican un mayor grado de deterioro de la audición. Las puntuaciones superiores a 10 puntos indican un deterioro auditivo significativo y requieren seguimiento.

Exploración física:

El médico evalúa el oído externo en busca de obstrucción, infección y malformaciones congénitas, así como la membrana timpánica en busca de perforación, otitis media y colesteatoma.

En la exploración neurológica, en función de los pares craneales, se evalúan particularmente el equilibrio, la debilidad facial y el gusto.

Las pruebas de Weber y de Rinne implican la colocación de un diapasón en la línea media de la cabeza, y el paciente indica en qué oído el tono es más fuerte.

En la pérdida auditiva de transmisión unilateral, el tono es más fuerte en el oído con pérdida auditiva.

En la pérdida auditiva neurosensitiva unilateral, el tono es más fuerte en el oído normal, porque la horquilla estimula ambos oídos igualmente y el paciente percibe el estímulo con el oído que no está afectado.

En la prueba de Rinne, se compara la audición por vía ósea y por vía aérea. 

Pruebas auditivas:

Las pruebas auditivas típicas comprenden la determinación de los umbrales a través del aire y la transmisión ósea, el umbral de recepción del habla, la discriminación del habla, la timpanometría y el reflejo acústico. La información obtenida a partir de estas pruebas ayuda a determinar si es necesaria la diferenciación entre la pérdida auditiva sensitiva y neuronal.

La audiometría pura cuantifica la pérdida auditiva. El audiómetro ofrece sonidos de frecuencias específicas (tonos puros) en diferentes intensidades para determinar el umbral de audición del paciente (con qué fuerza debe ser percibido un sonido) para cada frecuencia. Se comprueba la audición en cada oído de 125 Hz o 250 Hz a 8000 Hz por transmisión aérea (utilizando auriculares) y hasta 4 kHz por transmisión ósea (utilizando un oscilador en contacto con la apófisis mastoides o la frente).

Los resultados de la prueba se trazan en unos gráficos llamados audiogramas, que muestran la diferencia entre el umbral de audición y la audición normal del paciente en cada frecuencia. La diferencia se mide en decibelios (dB). El nivel de audición de 0 dB se considera el umbral normal; se considera que existe pérdida auditiva si el umbral del paciente es > 25 dB.

Pruebas avanzadas:

Puede ser necesaria una resonancia magnética nuclear (RMN) con gadolinio de la cabeza para detectar lesiones del ángulo protuberancial en pacientes con dificultades para reconocer palabras, pérdida auditiva neurosensitiva asimétrica, exploración neurológica anómala o una combinación en la que la etiología no está clara.

Para la respuesta auditiva del tronco encefálico se utilizan electrodos de superficie para supervisar la respuesta de las ondas cerebrales a la estimulación acústica en las personas que de lo contrario no pueden responder.

La electrococleografía mide la actividad de la cóclea y el nervio auditivo con un electrodo colocado en el tímpano o a través del mismo. Puede utilizarse para evaluar y vigilar a los pacientes con mareos, puede utilizarse en los pacientes despiertos y es útil en la supervisión intraoperatoria.

Se realizan pruebas otoacústicas para evaluar si las células ciliadas funcionan normalmente. Se utilizan en los recién nacidos y los bebés con pérdida auditiva y para supervisar la audición de los pacientes que toman fármacos ototóxicos (p. ej., gentamicina, cisplatino)

Ciertos pacientes, como los niños con problemas de lectura u otros problemas de aprendizaje, y los ancianos que parecen escuchar pero no comprenden, deben someterse a una evaluación auditiva central. Ésta determina la discriminación del discurso degradado o distorsionado, la discriminación en presencia de un mensaje en el oído contrario y la capacidad de fusionar mensajes incompletos o parciales.


 

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