En pacientes con artritis monoarticular u
oligoarticular, especialmente si son ancianos o pacientes con factores de
riesgo, debe sospecharse gota, siendo altamente sugestivas la podagra y la
inflamación recurrente del empeine.
Pero, además de los criterios clínicos y de la
determinación analítica de los valores de urato en suero, el diagnóstico de
artritis gotosa requiere la observación directa, a través de microscopio de luz
polarizada, de los cristales de urato monosódico en el líquido sinovial de la
articulación.
La radiografía de la articulación afectada
permite detectar tofos óseos, aunque, si ya se ha establecido el diagnóstico
mediante un análisis del líquido sinovial, resulta innecesaria.