En la epistaxis o hemorragia nasal, los antecedentes
personales deberían comprender la presencia de trastornos hemorrágicos conocidos
(incluidos los antecedentes familiares) y las afecciones asociadas por defectos
en las plaquetas o de la coagulación, especialmente en el cáncer, la cirrosis, el
VIH y el embarazo.
Habría que tomar nota de los antecedentes de uso excesivo de
fármacos con riesgo de hemorragia, incluidos la aspirina y los AINE, u
otros fármacos antiagregantes, como la heparina y la warfarina.
También habría que tomar nota de la hemorragia masiva con
disminución del volumen intravascular (taquicardia, hipotensión arterial) o hipertensión
arterial notable.
Durante la hemorragia activa, la inspección es difícil, por
lo que primero se intenta detener la hemorragia.
Se explora la nariz y, a continuación, usando una lámpara o un
espéculo nasal, lo que deja una mano libre para la manipulación, se
aspiran las zonas de hemorragia anteriores que suelen ser evidentes en la
exploración directa.
Si la hemorragia es grave o recurrente y no se detecta
ninguna zona de hemorragia, debe realizarse una fibroendoscopia.
La exploración general debe buscar signos de hemorragia,
entre ellos petequias, púrpura, lesiones peribucales y telangiectasias en las
mucosas orales, así como cualquier masa intranasal.